Por cada corredor que recorre el mundo participando en maratones, hay miles que corren por el gusto de escuchar las hojas y la lluvia y que esperan que llegue el día en que les resulte todo tan fácil como a un pájaro volar. Para ellos el deporte no es una prueba, sino una terapia; no es un desafío, sino una recompensa; no una pregunta, sino una respuesta.

Doctor George Sheehan, corredor, filósofo.

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El corazón de mi psique

Reflexión Sheehan (Por qué y cómo correr)

No obstante, encontrar la propia realidad no es algo que se consiga sin planificación. El renacer no es una tarea sencilla. Se necesita técnica, preparación y trabajar firme. Y nos enfrentaremos siempre con el conocimiento de que se trata de una empresa imposible de dar cima; de que habrá que partir todos los días desde cero.

La mayoría de los especialistas y expertos sugieren que iniciemos una nueva carrera, que busquemos nuevos intereses. Pero yo afirmo que hay que empezar desde el principio. Empezar con el cuerpo. El cuerpo es el espejo tanto del alma como de la mente, y resulta mucho más accesible que cualquiera de ellas. Si se logra una pericia en escuchar el propio cuerpo, se llegará antes o después a oír la totalidad del propio ser, la persona única y compleja que somos cada uno de nosotros.

En la foto Sheehan
Yo lo hice de ese modo. Me apeé del tren y me puse a correr. Y en esa hora diaria de perfeccionamiento de mi cuerpo comencé a descubrir quién era. Descubrí que mi cuerpo era algo maravilloso, y aprendí que cualquier ser humano puede moverse de formas que han inspirado a los pintores y escultores desde el principio de los tiempos. No necesité que los científicos me dijesen que el ser humano es un microcosmo del Universo, que contiene en su cuerpo los 92 elementos de que éste se compone. En la acción creativa de correr, me fui convenciendo de mi propia importancia, de que mi vida tenía un significado.

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Toni Lastra - (La Columna de Andrópolis II)

He recibido muchas felicitaciones en este cuatrienio olímpico, felicitaciones y algún otro regalo, pero el más apreciado ha sido la traducción al español del poema de Alfred Tennyson Ulises, un hermoso poema del poeta victoriano del que sólo conocía algunos versos sueltos citados en los libros de Sheehan. Ha sido un bello gesto el de la persona que ha dedicado horas a la traducción de Tennyson, porque yo, al igual que otros coleccionan sellos, o pipas, guardo y acopio libros sobre Ulises, Ilíadas y Odieseas... porque el viejo Ulises es el personaje histórico que más admiro, y en él me inspiro y guío en mi vida de corredor.

Pienso que el poema de Tennyson debiera estar grabado lapidariamente en todos los dinteles de esas residencias que alguna mente preclara bautizó con el nombre de "tercera edad". La edad está en el espíritu y el espíritu es intemporal.


ULISES

Venid, amigos, no es tarde para buscar un mundo nuevo.

Desatracad, y sentados en buen orden amansad

las estruendosas olas, pues mantengo el propósito

de navegar hasta más allá del ocaso y de donde

se hunden las estrellas de occidente, hasta que muera.

Puede ser que nos traguen los abismos,

podría ser que alcanzáramos las Islas Afortunadas,

y viéramos al gran Aquiles, a quien conocimos.

Aunque fue mucho lo perdido, mucho es aún lo que nos queda,

y aunque no tengamos la fuerza que antaño

movía tierra y cielo, somos lo que somos,

los mismos corazones esforzados,

heridos por el tiempo y el desetino,

pero tenaces en querer buscar

y descubrir y en no rendirnos nunca.

Alfred Tennyson


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Reflexión Sheehan (Por qué y cómo correr)
El corredor de maratón puede experimentar el drama de la existencia cotidiana, tan evidente para los artistas y poetas. Sus emociones se elevan al máximo. La causa y el efecto se aceleran. El tormento y el éxtasis se convierten en sensaciones familiares. Al igual que el viaje desde Troya a Ítaca, el trayecto desde Hopkinto a Boston revela lo que le ocurre a un ser humano cuando se enfrenta tanto a sí mismo como al mundo que le rodea, y por qué triunfa o fracasa.

Ulises triunfa no porque sea un atleta, aunque lo es. Puede construir un bote y navegar en él. Puede luchar, correr y arrojar el disco. Puede desarrollar, quitar la piel, trocear y co cinar un buey. Pero todas esas habilidades no explican por qué llega a triunfar. Su secreto radica en su resistencia. Acepta lo que cada día pueda traerle. Puede doblarse, pero no se quiebra. Acepta la vida tal como es, y por ello sobrevive.

Todo ser humano debe poseer esta capacidad y ser capaz de encontrarla si se le coloca en una situación en la que no tenga más remedio que recurrir a ella. Y no existe mejor situación que una maratón. La verdad es que cada uno de los que participan en un maratón es un superviviente o nada, incluyendo el ganador.

El ganarlo representa muy poco o, de hecho, nada. "Breve es el tiempo de deleite del hombre", cantaba Píndaro en su oda a un vencedor olímpico. Por grande que sea su capacidaad, para un corredor de maratón no hay posibilidad de dormirse en los laureles. Mañana habrá otra carrera, otra prueba, otro desafío. Y cuanado la supere, una nueva carrera, y otra, y otra...

Y así, cuando Tennyson pone las siguientes palabras en labios de Ulises, es como si nos estuviésemos escuchando a nosotros mismos: "Y aunque no somos ya la fuerza que en los viejos tiempos movía la tierra y los cielos, somos lo que somos, debilitados por el paso del tiempo y el destino, pero fuertes en nuestra voluntad de luchar, de buscar, de encontrar y de no rendirnos".

"Aunque mucho nos ha sido arrebatado - continúa Tennyson-, mucho nos queda". Suficiente y más que suficiente. Viviremos y resistiremos. Nosotros sabemos mejor que nadie "cuán insípido es detenerse, llegar al final, enmohecerse sin lustre, sin brillar por el uso".

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CORRER X CORRER

¿Cuántas veces has oído aquello tan manido de que correr es aburrido, monótono, insufrible o incluso "de cobardes", como dicen los más graciosos?. Normalmente los que así hablan, no se calzan unas zapatillas de deporte desde las clases de gimnasia del colegio o desde el último partido de solteros contra casados de las fiestas de su pueblo, pero allí están ellos, sentando cátedra con cerveza y tapa de bravas en mano.


Los que con mayor o menor fortuna, constancia y capacidades corremos por correr, sabemos de las bondades de nuestro deporte y saboreamos esos momentos de plenitud que nos regala.

Y es que en un mundo tan sofisticado y tan tecnológico como el que vivimos, pocas cosas son tan sencillas y naturales como nuestro deporte. No necesitamos más que de nuestra voluntad, más o menos férrea, para ponernos en marcha, de día o de noche, sólo o en compañía, con frío o con calor. No hay más condicionantes impuestos, sólo los que cada uno nos marcamos o los que nuestra capacidad física nos impone para disfrutar de correr por correr.

Sí, es cierto, no todo el que prueba repite, hasta ahí podíamos llegar, pero poner encima de la mesa palabras como sacrificio, constancia, tenacidad o disciplina no está al alcance de todos.

¿El premio? La satisfacción por haber superado un reto, la marca del año pasado, haber conocido un rincón de la ciudad o un parque al que nunca hubieras llegado de no ser corriendo o simplemente sentirse bien con uno mismo, sin necesidad de competir con nadie, por no hablar de endorfinas...

Esto ya lo sabemos tod@s, pero si alguno-a nuevo-a siente curiosidad puede apuntarse y correr por correr. Además, es gratis.

(Alberto Elvira)

1 comentario:

  1. Raquel, he descubierto este apartado de tu blog y que quiere que diga???? me ha encantado. Espero que sigas escribiendo cosas como estas y la compartas con nosotros, corredores empedernidos. Si no te importa, lo linkeo en mi facebook y mi blog.
    Bss

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